Sonrisas, vendo sonrisas! Así lo anunciaba, cuando se dio cuenta de que unos grandes ojos inundados de lágrimas le miraban desde el otro lado de la calle. En aquella acera, un niño no era feliz. Y eso, le contrariaba. No podía permitir que por mera cuestión económica, alguien pudiera no ser dichoso. Y le regaló su sonrisa.
lunes, 11 de octubre de 2010
Sonrisas
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