martes, 12 de octubre de 2010

Un bien muy preciado


Mientras degustaban una taza de buen café, hablaron sobre su vida. Su existencia había sido dura por los diferentes acontecimientos que les había llevado a unirse más, a acompañarse en ese largo sendero que une el nacimiento con la muerte. Rieron de buena gana recordando momentos divertidos y se apretaron el brazo cuando les vino a la memoria la nostalgia de aquellas fiestas en las que se reunían, y tantos que ahora ya no estarán más. Pero sabían que eran unos afortunados. Ellos tenían un bien muy preciado. Quizás, el más de todos. La amistad.

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